jueves, 18 de agosto de 2011

El Perú es grande de punta a punta

Parte Segunda

Trujillo: capital de La Libertad también me presento Chan Chan, palacio Chimú (cultura Pre Inca) quizá el más grande en América del Sur; su valle Moche donde se come un rico pato y se erigieron las huacas de la Luna y del Sol –pirámides Moches de adobe y barro-. Su plaza  de balcones coloniales, casas históricas, el cebiche con yuca, el seco de cabrito con frejol –una delicia para mi paladar-. También Huamachuco que de cierta forma y por lo que viví en su plaza y alrededores hace honor al nombre del departamento -distrito de Sánchez Cerro, lugar histórico, de poetas, pensadores y héroes nacionales-, donde me sentí plenamente libre… y eleve el orgullo con Marca Huamachuco; ruinas pre incas de gran extensión que se encuentran en plenos estudios y revalorización.

Siguiendo el Qhapac Ñan por Huamachuco, una laguna me albergo –Cushuro- susurrándome con el frio algunos versos; también llegue a Cajabamba, distrito de Cajamarca, pueblo en desarrollo con una historia aún por explotar y difundir que me presento uno de los valles más hermosos que he visto, amplio y frondoso, de cerros imponentes de diversos colores, nubes pomposas como fondo de marco -como son las serranas-, sus árboles frutales de las grandes huertas y sembrados que te saludaban en todas las casas que mi hicieron recordar Chanchamayo, La Merced – Junín, la selva peruana donde mi sobrino Sebastián lloró ante la aplicación de la vacuna que nos dejo un sello amarrillo en el DNI; donde sus frutas anaranjadas tanto las ovaladas como las achatadas se dejaban vencer por la gravedad, su maduración y nos acompañaban en todos los caminos que recorríamos para llegar a estrechos andares para poder divisar los espectáculos más extraordinarios de la naturaleza, plantas diversas e inmensas, aves multicolores y las cataratas que vanidosas se mostraban desde lo lejos, te atraían, llegabas a ellas y luego con un fuerte rechazo no dejaban que llegues a su interior, (cualquier semejanza con alguna mujer es pura coincidencia de la naturaleza)

Para llegar a esos destinos necesariamente y también por ser la capital hay que llegar a Lima y más allá que tiene una reputación de ser Lima la horrible (frase característica que nace del libro de Salazar Bondy), guarda en su inmensidad tanta historia y belleza que se va recuperando poco a poco, y va desde su norte chico: Huacho con su campiña tierra de los ancestros de mi cuñado y donde me quede plácidamente dormido con un buen vino artesanal, su centro histórico, sus haciendas en Ate Vitarte al este; al oeste su inmenso litoral de variables playas o Lurín en el sur con su tradicional chicharon por el camino; donde con fulbito y pachamanca pasamos un domingo familiar y amical. Lima guarda tanta historia que a pesar que he viajado muchas veces ahí, me falta conocer y debo hacerlo.

Así también me pasa con varios lugares por el norte y centro del Perú, que espero que Dios y la vida me lo permita hacer.

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