¿Sabes cuántas tiempo he convivido con la soledad?, ¿las veces que le he sentido aún estando rodeado de tanta gente? inclusive estar dentro de una habitación pequeña y tanta gente en ella más de la que podría recibir, y yo ensimismado en el vacío… O estando en ella y ver como el alma se pasea sola distante al corazón que se sienta y no siente mientras el cuerpo yace en la cama con la mente en la nada o escapando de recuerdos, de futuros, de preguntas y juicios... "Vives en una constante proyección astral".
He hablado tanto de la soledad y melancolía en mis poemas, han sido una buena fuente de inspiración y si en otrora me parecía una buena compañera, luego llegue a sentirla como la amiga traicionera y hasta me llegue a cansar hablar de ella, de escribirle, a ya no soportarla, convirtiéndose en la esposa con la cual ya no te llevas bien y quieras desposarte, pero… ¿para qué?, para luego quedar en la nada y en un vacio peor… inexistente.
Aunque después aprendí de alguna manera sin ciencia exacta a convivir con ella, a agradecerle porque de ella salieron algunos de mis mejores escritos, porque en muchos momentos me llevó a pensar en mi, en fortalecer mi espíritu, percibir mi alma y perdonar al cuerpo, al pasado y al retraso, y sin que menoscabe mi corazón la volví hacerla compañera. Pero, quisiera que mayormente venga como ella misma, en su esencia… sola, que no venga con sus amigos –de vez en cuando y tal vez para crear que venga con la melancolía- pero que no llegue con el juicio, ni la censura, ni el sufrimiento; sólo la tristeza en su manifestación más pura y limpiadora; que no llegue con las preguntas y reproches, ni las cadenas de sistemas y normas. Que aprenda a dejarla en pequeños ratos y liberarme de ella con mis escritos o internarme en historias fantásticas, otras sosas, reales o fantasías, ajenas y propias, entre autores reconocidos y los escondidos que me llevan a involucrarme atisbando un pasaje de mi vida dentro o la posibilidad de que una cantidad de hojas así sea de mi autoría.
Alguna vez te has puesto a pensar como una misma persona puede escribirle al amor, a los sueños, a la fe y la esperanza y también a la muerte, a la derrota, al frío de una noche eterna y a la misma soledad en su mayor fealdad. Aún mas confundible a la razón es que eso transcurra en breves momentos… quizá así sea lo complejo y complicado de un artista, y sin considerarme tal, pero entre esa complejidad que le gusta lo sencillo, que siente como debe ser la vida de la mujer de muchos años encorvada y andrajos que vende sus caramelos en el centro de nuestro comercio o el anciano de terno de moda añeja que pide una limosna sentado en la acera de nuestra prisa. Entre ese vorágine de sueños y esperanzas de querer vivir plenamente y de pensar en la muerte, comulgar con la melancolía, la tristeza propia y ajena, de transcurrir en este mundo sin haber padecido a lo sensible entre tanta competencia, consumo, egoísmo e indiferencia… y es que quizá la misión aún no está concluida, es más, tal vez que la vocación suprema no es conocida…, es aún buscada.