jueves, 23 de diciembre de 2010

Navidad en ti

Queridos amigos en esta fiesta tan especial quiero brindarles el más especial de los abrazos: “En un abrazo se puede sentir el calor de un ser humano y como es devuelto lo que uno en diversas ocasiones ofreció”, y no sólo desearles lo mejor de este mundo para este nuevo año que empieza y que va con todos los saludos ya conocidos de amor, prosperidad, progreso, felicidad, paz, etc. – que también son mis deseos- Sino que sea un momento o dos, donde nos podamos detener ante tanta rutina y prisa; liberal nuestra mente de responsabilidades, compromisos y ver ¿quién es…? (pon tu nombre), ¿qué logre este año? -y si se puede ver también los anteriores-. No sólo en beneficio propio, sino para los demás, incluso y mejor aún en un bien tuyo que trascienda en el bien del otro, en que nuestros actos dejen de ser egoístas e indiferentes ante el que pasa por nuestro lado a diario o en remota ocasión. Esos cambios que me hacen mejor persona y consiguen con ello mi paz, felicidad y prosperidad y son por ende del otro también. En donde mi libertad de actuar, de andar, de hablar, de vivir;  no sea el malestar, prisión y desdicha del otro.

Si la vida a veces nos trata mal es que a pesar de estos momentos y otros similares no le damos el sitial respectivo en nuestro andar que nos pueden decir quizá, en voz baja, casi susurrando lo que realmente nos conviene, importa y podríamos hacer; pero es a veces tanta nuestra prisa, rutina, costumbre, comodidad, defensiva que seguimos siendo los mismos de siempre y aquellos defectos que bien de jóvenes fueron aflorando y era entonces el momento para cambiarlos, corregirlos o por lo menos reconocerlos e ir asumiéndolos, ahora con tantos o pocos años se van endureciendo, se hacen comunes, “normales” y peor aún se fortalecen y duplican y tenemos que esperar a que la vida nos trate a “patadas”  -disculpen la expresión- antes de aprovechar estos momentos para uno detenerse, percibirse, reconocerse y seguir. Aprovechar cada fin de año del almanaque o de tu vida para pedir ya no tanto sólo mejoras en el trabajo, en la familia, etc.; si no mejoras en uno mismo.

Detenerse para ver este tipo de ejemplos de vida y otros tantos que han pasado por este mundo y hay, que a veces lo vemos muy lejanos o de película o que no nos pertenecen y que no podemos hacerlo, pero eso es mentira, sólo es con que tanto llenamos nuestra mente, nuestro corazón, nuestra alma, nuestros días y como al creernos tan fuertes somos piedras pequeñas que jala el rio del sistema y que las acomoda de vez en cuando en el “mejor lugar” de aquel cause que lo más probable no nos pertenece y que es recorrido por otras tantas piedras.

Que este Nacimiento sea de vida; pues un nacimiento es eso: vida, que va mas allá de costumbres y folclóricos ritos de regalos, cenas y brindis que bien pueden acompañar la alegría y el momento no deben trascender más allá de su papel pasajero, porque hoy lo puedes tener, mañana no y que tampoco debe ser la razón de tu buena o mala navidad, tampoco si te trae a la mente el recuerdo de un mal momento de otrora o la ausencia de alguien; sino de que Hombre vino a la tierra –más allá de cuál sea tu rezo o tu credo- del ejemplo que nos dejo de vida, que su palabra brotaba ríos de enseñanza, claridad y verdad, sobre todo que su mensaje más claro fue AMOR; entre paz, libertad, esperanza y que la más certera felicidad nace del perdón, sobre todo de uno mismo y reconocer en el otro que hay tanto bien como mal al igual que en uno y queda en nosotros rescatar lo mejor de cada ser. Que este Nacimiento implica un volver a empezar, un volver a nacer y para ello sabemos que demos morir un poco. Que muera en nosotros la conformidad, nuestra prisa, defensivas y odios; que vayamos mermando nuestro egoísmo y esa indiferencia que el mundo consumista, light y preocupado va sumando en nosotros, que esa libertad que nosotros acomodamos a nuestro estilo de vida, no afecte al otro, menos aún, que no afecta al mundo donde tus hijos, sobrinos o pequeños seres queridos tendrán que reparar o aprender a vivir con la cosecha seca que tu sembraste.

Que sea pues, un año de crecimiento verdadero: “No hay crecimiento y menos que sea profundo, fuerte y duradero si es que no crece contigo el que está a tu lado”. No te olvides de eso amigo.

Dios los Bendiga

1 comentario:

Maga TT dijo...

muy buena reflexion una navidad para si es un regalo de vida algo donde realmente hay que detenerse respirar friamente y ver realmente como estamos naciendo cada uno dia a dia a la vida viendo como la rutina nos carga y no nos deja ser libres cerrando cada uno de nuestros pasos, empezar a romper las ataduras de nuestro egoismo y ver nuestra mirada en el otro.