jueves, 6 de enero de 2011

“AÑO DEL CENTENARIO DE MACHU PICCHU PARA EL MUNDO"

"La Historia"

Son estos hermanos tan olvidados por los diferentes gobiernos de turno, por intereses y cómodas políticas así como fue olvidada la ruta y por ende la ciudadela de Machu Picchu.

Parte de la historia nos manifiesta que después de creado Machu Picchu, Pachacútec conquisto Vitcos (Vilcabamba), por donde podía atacar a los Chancas. Esta nueva ruta también le sirvió a Manco Inca allá por 1540 para atacar los españoles entre Andahuaylas y Ayacucho. Para abrirse camino hasta Vitcos, el Inca siguió río abajo penetrando por la quebrada de Machu Picchu y conquisto el valle de Amaybamba, hoy llamado Lucumayo.

Esta nueva ruta más directa para llegar a Vitcos desde Ollantaytambo: subía por el abra de Pantiacalla para bajar al valle de Amaybamba… Así, con el tiempo la ruta que atravesaba Machu Picchu fue dejada de lado por ser más difícil y despoblada. Lo mismo fue con los españoles que por razones militares y para ir de Vitcos a Cuzco más rápido era por el abra de Pantiacalla y esa fue la ruta que se utilizo durante el virreinato y hasta fines del siglo XIX.

La ruta de Machu Picchu durante todo ese tiempo no tuvo mayor interés que de aventureros en busca de tesoros (a lo largo del siglo XVIII surgió un mito sobre Vitcos, que decía que allí los incas enterraron riquísimos tesoros), huaqueros, cocaleros nativos y a partir de mediados del siglo XVIII  por algunos historiadores y estudiosos como Pedro Nolasco y ya en el siglo XIX recorrieron este territorio exploradores como Raimondi, Wiener, Palacios, entre otros.

Se sabe que Gabino Sánchez, Enrique Palma y Agustín Lizárraga llegaron a Machu Picchu a comienzos del siglo XX pero su interés era más por la andenería que por sus restos arqueológicos.

Es a Hiram Bingham (1875, Hawái) que en sus viajes por Sudamérica en 1908 a Chile y el siguiente año decidió recorrer a caballo la antigua ruta colonial que iba de Buenos aires a Lima, pero partiendo del Cuzco donde tuvo contacto con el prefecto Núñez, quien lo animó a unirse a una expedición que partiría de Choquequirao en busca de tesoros enterrados. Al llegar a este lugar, Bingham concluyó que no se trataba de Vitcos, como se creía, y decidió organizar una expedición para encontrar el último refugio de los incas rebeldes tras la ocupación española.

Desde ahí Bingham hizo grandes esfuerzos para conseguir apoyo económico para organizar una expedición científica integrada por diferentes especialistas que viajen al Perú en busca de la ciudad perdida de los incas; esta quedo conformada por el geólogo Isaías Bowman, el botánico H.W. Foote, el cirujano W. G. Irving, el topógrafo Kai Hendriksen, el ingeniero H.L. Tucker y P.B. Lanius como secretario auxiliar. La expedición llegó al Cusco en junio de 1911 y contó con el apoyo del doctor Albert Giesecke, rector de la universidad San Antonio Abad, y del vecino cusqueño César Lomellini. Después de recorrer durante dos semanas el cañón del Urubamba, llegaron por indicación de Giesecke al puente de Mandor. Luego fueron guiados por el guardián del lugar, Melchor Arteaga, para subir el 24 de julio de 1911 a Machu Picchu, la fabulosa ciudadela cubierta de vegetación.

La limpieza duro varias semanas y se fue descubriendo la gran extensión y belleza del sitio. Luego en 1912 Bingham organiza una expedición mayor para estudiar Machu Picchu y contó con el apoyo de la Universidad de Yale (De ahí viene nuestro conflicto con Yale por la recuperación de nuestras reliquias), de la National Geographic Society de Washington (que en 1913 la revista National Geographic cumplía veinticinco años de fundada, toda la edición de aniversario fue dedicada a Machu Picchu) y de su propia esposa, Alfreda Mitchell (una millonaria norteamericana, dueña de la joyería Tiffany de Nueva York)

Así el mundo entero pudo y puede conocer esta ciudadela inca que hoy es una de las siete maravillas del mundo y de gran afluencia turística que empezó desde 1928 cuando recién se termino el ferrocarril que llegaba a Machu Picchu. Visitela.
 (Fuente: Revista Somos – El Comercio)





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