martes, 11 de diciembre de 2012

No me mueve su navidad

 
No me motiva su navidad con sus luces de neón, enceguecedoras del corazón
y  más que anunciarte, te niegan… y atentan contra tu creación.
No me conmueven esos fríos escaparates que te usan para sus globalizados disparates
y aumentan las resquicios entre tus hijos.        
No me alimenta la cena que alrededor de una mesa, no se unen corazones
sino pasajeras, hipócritas, frívolas y costumbristas razones.
No me motiva la navidad Señor, porque tú no naciste un solo día
que oculta los otros y el sol de tu creación.
No me causa gracia ni inspiración aquel gordinflón, viejo usurpador y barbón
que somete a pueriles duendes para fabricar vanas felicidades y comerciales.
No me mueve del todo el clamor de liberar y calmar conciencias en actividades,
un solo día, de tantos aherrojados, egoístas, indiferentes y rutinarios.
No me inquiere tu nacimiento prostituido, no naciste para el aguinaldo pervertido.
sino el pesebre abandonado de mi corazón, fruto de mi obcecada razón.
                                          
Me estremece el mendigo -el niño y el anciano- los trescientos sesenta y cinco días del año
y que no tengo el valor de llevarlo a casa algún día de navidad.
Me desgarra tu verdad en mi temor y debilidad. Renace el niño ensortijándose en tu regazo
que escapa de “Herodes”, “Pilatos” y “Sumos Sacerdotes”.
Me motiva tu decoración tan natural a olor a humedad y, las pocas gotas que asoman
limpian, entristecen y ahondan.
 

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